La angustia y la preocupación de los venezolanos no desaparecen, permanecen de manera constante ante tantas tribulaciones y situaciones que pudieran presentarse de manera inesperada. Ahora nos enfrentamos a la posibilidad de un colapso eléctrico en relación con la sequía ocasionada por el fenómeno meteorológico “El Niño”, el cual fue pronosticado desde hace dos años por expertos e inclusive por organismos internacionales relacionados con la materia, a esto se suma la mayor desidia e incompetencia del gobierno en los últimos años respecto al mantenimiento de la infraestructura del parque de generación térmica. Según conocedores sobre este tema, el aporte de electricidad por la energía térmica es el soporte principal cuando falla la energía hidráulica por causa de fenómenos naturales; el agua del embalse del Guri esta llegando a niveles mínimos históricos. No se tomaron las previsiones correspondientes, no efectuaron la vigilancia y la conservación de la infraestructura responsable de este sistema de sostén eléctrico encargado de dar respuesta ante este fenómeno de sequía y la posibilidad de no disponer de la fuerza de la energía hidráulica.
De seguir esta
tendencia el resultado sería recurrir a racionamientos de grandes bloques de energía eléctrica que perjudicarían a varios estados o ciudades de manera simultánea o en forma alterna
con un gran porcentaje de afectación, de hecho, ya está ocurriendo en poblaciones
del interior del país. A esto se refiere lo que han señalado especialistas con
relación a la palabra colapso, es decir, a la inédita emergencia eléctrica en
Venezuela.
Surge la gran pregunta: ¿Están los hospitales preparados ante
esta situación de contingencia eléctrica?. La respuesta no es nada alentadora. Si
estamos en presencia de la mayor crisis de salud también inédita en
nuestro país en la cual el deterioro de
la infraestructura hospitalaria es uno de los
principales componentes no podemos esperar nada positivo. En la
actualidad el presupuesto hospitalario es insuficiente sobre todo para aquellos hospitales tipo IV,
los que tienen una capacidad mayor de
300 camas, solo alcanza para la compra
de materiales e insumos y de paso sabemos que también hay una crisis de
abastecimiento de estos rubros. No obstante, no hay presupuesto para el
mantenimiento correctivo y preventivo de los equipos de infraestructura más
importante de un centro hospitalario y es aquí donde entran las plantas
eléctricas. Dichas plantas deben estar presentes en todos los hospitales y en las
mejores condiciones posibles para constituir un sistema de soporte eléctrico importante en
caso de un corte de la energía eléctrica principal. Deben funcionar de manera
inmediata para dar sostén eléctrico en un 30% de la carga total del hospital y
a las áreas donde es más imprescindible como las unidades de terapia intensiva,
quirófanos y laboratorio con una autonomía de al menos tres días. Sin embargo
hay gran preocupación al respecto ya que no se conoce si se le ha prestado el
debido mantenimiento a dichas plantas y también se desconoce si el Ministerio
del Poder Popular para la Salud ha evaluado planes de contingencia ante la
afectación de grandes hospitales por los cortes de energía eléctrica. No se ha
actualizado el manual de mantenimiento y
operaciones de los equipos de infraestructura hospitalaria. En el año
2001, ingenieros expertos de la
Universidad Simón Bolívar evaluaron las plantas eléctricas de 22 hospitales
tipo III y IV dependientes en esa época del
Ministerio de Salud y Desarrollo Social, es decir el 12,3 % del total de estos
centros de salud. Concluyeron que el 95% de esas plantas eléctricas ya presentaban
fallas. Entonces: ¿Qué podemos esperar en los actuales momentos?.
La antesala a nivel hospitalario
ante un posible colapso eléctrico fue lo
que sucedió el pasado 20 de Marzo en el Hospital Simón Bolívar del complejo
hospitalario José I. Baldo, El Algodonal.
Se produjo un corte de la energía eléctrica principal y no hubo una respuesta
adecuada de la planta eléctrica durante el tiempo requerido. Se afectó la
Unidad de Terapia Intensiva con cuatro pacientes conectados a ventiladores. Afortunadamente
pudieron resolver colocando en funcionamiento la planta eléctrica solo para este
servicio pero con riesgos. El resto de los servicios quedaron sin luz
aproximadamente por 18 horas incluyendo
la Unidad de Hemodiálisis y quirofanos. Se hicieron esfuerzos para trasladar los
pacientes de Terapia Intensiva a otro centro hospitalario que les diera
seguridad en la atención pero no había cupo. Se logró culminar la cirugía a un
paciente bajo la luz suministrada por linternas. Es obvio que la angustia y la ansiedad de los venezolanos tiende a
incrementarse por la falta de respuesta de un gobierno incompetente para que la
Red Hospitalaria funcione como debe ser ante cualquier contingencia.
@mariayanesh
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