No puedo dejar de
manifestar mi preocupación por los acontecimientos que se han venido
desarrollando a partir del momento en que el pueblo venezolano decidió ejercer
su voluntad por un cambio de manera democrática y pacífica, en uno de los
poderes más importantes del Estado Venezolano como es el Legislativo. De dicho
poder emanan las leyes que tienen repercusión en la vida de todos los
venezolanos y sobre todo en un momento tan crucial y peligroso para nuestro
país debido a la grave crisis estructural que abarca todos los órdenes de la
vida nacional: económica, social y política, que pudiera desembocar en una
crisis humanitaria, si es que ya no lo es.
Conocimos todas las
artimañas y procesos que realizó la anterior Asamblea Nacional de manera
atropellada, acelerada e ilegal, además de estar fuera del lapso correspondiente,
en los últimos días del pasado año. No obstante, desde la instalación de la
nueva Asamblea hemos sido testigos del saboteo constante y el odio que destila
la bancada oficialista. El discurso predominante revela la obsesión por el
puntofijismo de la cuarta república, el incumplimiento del reglamento interno,
lo que supuestamente “la revolución ha hecho por el pueblo”, el golpe de
Carmona y unas cuantas cosas más. Aún así la oposición no mencionó el nefasto
Golpe de estado del año 1992 y que no se llegó a consumar pero de donde salió
el mayor error histórico que ha tenido este país. Sin embargo, lo que todos
también sabemos es que tenemos un país que en prácticamente diecisiete años,
desde que este gobierno asumió y ha mantenido las riendas del poder, ha
desembocado en una crisis sin precedentes. El comportamiento de los diputados
oficialistas parece ser la estrategia trazada por el gobierno para obstaculizar
de manera permanente al renovado poder legislativo. Por otro lado, me inquieta
que la bancada opositora pudiera caer en las provocaciones del gobierno y
asumiera una actitud revanchista por lo que el discurso que pudiera prevalecer derive
en el juego a la violencia y el odio de parte del gobierno, desviándose así la atención
de la agenda legislativa.
A todas estas en qué
lugar estaría el pueblo venezolano, angustiado y ávido de que se solucione la
crisis económica y social más grave en toda la historia republicana de Venezuela
¿En el medio de este odio y revancha? .El producto del socialismo del siglo XXI
es que Venezuela actualmente es un país desmembrado, quebrado, arruinado y
desmoralizado. La población venezolana esta agobiada por la inseguridad
desbordante, el desabastecimiento en todos los rubros, el hambre amenaza con
índices de desnutrición alarmantes sobre todo en las poblaciones más
vulnerables como niños y ancianos, también es conocido por todos el
fallecimiento de ciudadanos venezolanos por la grave escasez de insumos médicos
y medicamentos. La inflación llegó a un 270% y las proyecciones para este año
son peores. Ante esta grave crisis ¿Es más importante, para el gobierno, que se
haya sacado del Palacio Legislativo retratos o pancartas del fallecido Presidente
Chávez? cuando se tiene razón en haberlo hecho, sin embargo tampoco considero
prudente la forma como se realizó y se divulgó. El recinto de la Asamblea
Nacional es de todos los venezolanos, no de una parcialidad política o de un
personaje producto de un error histórico, si deben prevalecer los símbolos
patrios y las imágenes clásicas y conocidas durante toda nuestra historia
republicana del Libertador Simón Bolívar. La oposición debe actuar con mesura y
prudencia pero a la vez con la contundencia necesaria para frenar los desmanes
de quienes son realmente los verdaderos culpables de lo que estamos sufriendo
los venezolanos, sin darles la oportunidad de que transformen con engaños lo que
no pueden ocultar y que caigan por su propio peso. Es importante considerar que
el triunfo en buena parte se logró por un voto castigo y que estamos en
presencia de un gobierno que convierte las mentiras en verdades y que tiene la
capacidad de revertir muchas situaciones. De allí la importancia de hacer una
labor importante y que sea perseverante para conservar el apoyo del pueblo
venezolano para lograr el cambio definitivo de manera democrática y
constitucional, darle prioridad a la agenda económica y social. Pero si se
permite que se imponga el odio y la revancha, el pueblo perderá la paciencia y
se llegará al filo de una situación muy peligrosa y de desborde social. Para
finalizar esta reflexión, señalo que destruir es fácil pero reconstruir es
difícil y toma tiempo, para esto la unión de todos los venezolanos es vital
como también para defender la voluntad de un cambio de gobierno.
@mariayanesh
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